Un estadounidense roba un banco y vuelve para
reclamar que faltaba dinero
Regresó a la entidad porque le habían
entregado menos de los 20.000 dólares que solicitó y fue atrapado por la
Policía
Arthur Bundrage, de 28 años de edad, entró el
lunes por la mañana con toda la tranquilidad del mundo en un banco de la ciudad
estadounidense de Syracuse, en el estado de Nueva York.
Se acercó a una ventanilla y exigió al cajero que le entregara 20.000 dólares.
No se sabe por qué el atracador decidió conformarse con esta suma pero, según precisa la Policía que acaba de hacer públicos los detalles del caso, Bundrage no solo se mostró bastante ‘modesto’ con sus requisitos, sino que tampoco amenazó a los empleados ni sacó un arma
Se acercó a una ventanilla y exigió al cajero que le entregara 20.000 dólares.
No se sabe por qué el atracador decidió conformarse con esta suma pero, según precisa la Policía que acaba de hacer públicos los detalles del caso, Bundrage no solo se mostró bastante ‘modesto’ con sus requisitos, sino que tampoco amenazó a los empleados ni sacó un arma
El cajero primero rechazó la ‘solicitud’ del
particular cliente, pero finalmente cedió y entregó una suma al asaltante.
Sin contar los billetes, el joven se marchó. Los empleados del banco, por su parte, llamaron a la Policía.
Los agentes no tardaron en llegar y, una vez en el banco, se enfrentaron con algo inaudito: el atracador golpeaba con fuerza las puertas de la entidad cerradas después del incidente demandando que le dejaran entrar.
Según la Policía, Bundrage volvió para reclamar al cajero.
Al salir del banco, descubrió que la suma que este le había entregado no llegaba a los 20.000 dólares. En el momento del arresto no se resistió y actualmente permanece bajo custodia.
Sin contar los billetes, el joven se marchó. Los empleados del banco, por su parte, llamaron a la Policía.
Los agentes no tardaron en llegar y, una vez en el banco, se enfrentaron con algo inaudito: el atracador golpeaba con fuerza las puertas de la entidad cerradas después del incidente demandando que le dejaran entrar.
Según la Policía, Bundrage volvió para reclamar al cajero.
Al salir del banco, descubrió que la suma que este le había entregado no llegaba a los 20.000 dólares. En el momento del arresto no se resistió y actualmente permanece bajo custodia.
Devuelven a un ladrón austriaco el dinero que
robó en un banco
Así lo ha dictado una corte después de que ni
la entidad bancaria ni la compañía de seguros lo reclamaran.
Un austriaco que hace más de 20 años robó un
banco, recibirá el dinero que robó. Así lo sentenció el Tribunal de Apelaciones
de Viena. En 1993 el hombre trabajaba de cajero en un banco.
Un día llegaron al banco dos cómplices y los
tres simularon un robo. Sustrajeron 2,3 millones de chelines austriacos de
entonces (unos 167.000 euros), entre billetes, oro y metales preciosos.
Poco después les detuvieron. El cajero fue
condenado a 7 años de prisión, pero luego le amnistiaron y salió en libertad
tras cumplir 3,5 años.
La investigación logró localizar una parte
del dinero, el resto el mismo cajero lo devolvió durante el juicio y esta suma
fue entregada al Ministerio de Justicia de Austria para custodiarla.
Ladrón pensaba que el limón lo volvía invisible
Wheeler quiso conseguir una retirada triunfal
de su vida criminal al robar un banco de Pittsburgh, Pennsylvania. Para ello,
pensó en un insólito método para huir tranquilamente al no ser captado por las
cámaras de seguridad: se roció la cara con jugo de limón creyendo que eso lo
iba a hacer invisible.
Cuando fue arrestado, Wheeler estaba sorprendido. No entendía cómo podía haber sido reconocido, según contó el New York Times.
El bandido había hecho pruebas en su casa con una cámara similar a las que hay en los bancos y comprobó que su rostro no se veía.
El periodista del New York Times defendió tres probabilidades sobre lo que había ocurrido en esos experimentos: la cinta de película tenía mala calidad; Wheeler no ajustó bien la cámara; o Wheeler movió el objetivo del lente cuando se retorcía por el ardor del limón en los ojos.
A plena luz del día, Wheeler llegó al banco de Pittsburgh armado, con la cara descubierta y bañado en jugo de limón. Minutos después fue detenido por la Policía.
Cuando fue arrestado, Wheeler estaba sorprendido. No entendía cómo podía haber sido reconocido, según contó el New York Times.
El bandido había hecho pruebas en su casa con una cámara similar a las que hay en los bancos y comprobó que su rostro no se veía.
El periodista del New York Times defendió tres probabilidades sobre lo que había ocurrido en esos experimentos: la cinta de película tenía mala calidad; Wheeler no ajustó bien la cámara; o Wheeler movió el objetivo del lente cuando se retorcía por el ardor del limón en los ojos.
A plena luz del día, Wheeler llegó al banco de Pittsburgh armado, con la cara descubierta y bañado en jugo de limón. Minutos después fue detenido por la Policía.