Unos sacerdotes de la diosa Cibeles tenían un asno al que cargaban con sus bultos cuando se ponían en viaje. Un día por fatiga se murió el asno, y desollándolo, hicieron con su piel unos tambores, de los cuales se sirvieron. Habiéndoles encontrado otros sacerdotes de la diosa Cibeles, les preguntaron que dónde estaba su asno.
-Muerto - les dijeron -; pero recibe más golpes ahora que los que recibió en su vida.
Mucha gente dice haberse retirado de su hábito, pero no se da cuenta de que su hábito no se retiró nunca de él.
En
el campo de un labriego había un árbol estéril que únicamente servía de refugio
a los gorriones y a las cigarras ruidosas.
El labrador, viendo su esterilidad, se dispuso a abatirlo y descargó contra él su hacha.
Suplicáronle los gorriones y las cigarras que no abatiera su asilo, para que en él pudieran cantar y agradarle a él mismo. Más sin hacerles caso, le asestó un segundo golpe, luego un tercero. Rajado el árbol, vio un panal de abejas y probó y gustó su miel, con lo que arrojó el hacha, honrando y cuidando desde entonces el árbol con gran esmero, como si fuera sagrado.
Mucha gente hay que hace un bien sólo si de él recoge beneficio, no por amor y respeto a lo que es justo. Haz el bien por el bien mismo, no porque de él vayas a sacar provecho.
Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo:
- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.
Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te corresponde.
Un
mosquito se acercó a un león y le dijo:
-- No te temo, y además, no eres más fuerte que yo. Si crees lo contrario, demuéstramelo. ¿ Que arañas con tus garras y muerdes con tus dientes ? ¡ Eso también lo hace una mujer defendiéndose de un ladrón ! Yo soy más fuerte que tú, y si quieres, ahora mismo te desafío a combate.
Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito sobre el león, picándole repetidamente alrededor de la nariz, donde no tiene pelo.
El león empezó a arañarse con sus propias garras, hasta que renunció al combate. El mosquito victorioso hizo sonar de nuevo su zumbido; y sin darse cuenta, de tanta alegría, fue a enredarse en una tela de araña.
Al tiempo que era devorado por la araña, se lamentaba de que él, que luchaba contra los más poderosos venciéndolos, fuese a perecer a manos de un insignificante animal, la araña.
No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine