viernes, 9 de diciembre de 2011

EN ITALIA

Un hombre mayor, italiano, que vivía en las afueras de Nápoles, fue a la iglesia local a confesarse. Cuando el sacerdote abrió el tablero del confesionario, el hombre dijo:
- Padre… Durante Segunda Guerra Mundial, una mujer bonita golpeó a mi puerta y me pidió que la escondiera del enemigo. Así que yo la escondí en mi altillo.
- ¡Eso fue algo maravilloso, hijo -contestó el sacerdote- No tienes la necesidad de confesar eso.
- No, Padre, es que ella empezó a agradecermelo con favores sexuales.
- Bueno … Estando en gran peligro… y bajo esas circunstancias…, dos personas pueden ser muy tentadas a actuar así… Pero si lo sientes verdaderamente, estás perdonado, de hecho.
- Gracias, Padre. Ésa es una gran carga que saca de mi alma. Pero tengo una duda más.
- ¿Y cuál es, hijo?
- ¿Cree Ud. que debería decirle que la guerra ha terminado?